miércoles, 14 de julio de 2010

El sino de un monje, Fray Angélico

Fray Angélico acababa de salir de la sacristía, el Prior Amador había tenido una pequeña charla con el. 
Cuando el Prior se dirigía esa mañana a reponer la Copa con el vino, se encontró la puerta abierta el característico olor de Fray Angélico en el ambiente.
Fray Angélico (a partir de ahora FA) era un hombre pausado, tranquilo, meditante, quizás por eso dejaba en un segundo término el asear su cuerpo. Sus atuendos, la túnica que le fué adjudicada cuando ingresó en la orden, sólo fue lavada en 2 ocasiones.
Durante esos 6 años FA no había hecho muchos amigos. Meditaba y aumentaba sus conocimientos. Tanto es así que dedicaba su vida y esfuerzos a la creación de estadísticas sin utilidad alguna.
Realizaba estudios sobre aquello a lo que todo joven capellán aspiraba a ser algún día, un Oficial Inquisidor, y posterior viaje a España donde desarrollar su carrera.
FA tuvo una infancia traumática, padre alcohólico, madre prostituta y sus amigos se alejaron de él debido a ciertos brotes de homosexualidad que ocultó rápidamente.
 Solía enarbolar su hombría y despreciar tanto a los homosexuales como a las malas mujeres (como el llamaba) aunque, en no pocas ocasiones acudía a estas últimas para desahogar sus necesidades.

Después de la conversación con el Prior, decidió continuar con su tesis sobre las distintas máquinas de castigo para miembros inferiores, recien creadas en las factorías de la vieja Alemania. Estaba deseando girar esas ruedas y ver como se desgarraban los tendones de piernas de herejes y desviados.

Bajó para la cena, una sopa blanquecina esperaba encima de la mesa y el Prior Amador en un extremo de la mesa santificaba la cena. Tuvo una palabra cariñosa para FA, haciendo cierto guiño al encuentro que tuvo con él esa tarde en la sacristía. Todos miraron a FA con asombro y cierto desprecio, sabian que era el niño mimado del Prior, pero nadie sabía por qué.

La congregación le habia otorgado la obligación de registrar la entrada y salida de grano, comprar aceite en el pueblo y regar el arriate que estaba a la entrada del claustro.

San Pantuflo fué el elegido como patrono de la congregación, y a la mínima, se le rezaba un padre nuestro, un credo, lo que hiciera falta. FA se flagelaba en su nombre.

FA es un personaje ficticio, si bien su personalidad esta inspirada en una persona real, dedicado especialmente a Manolo.