martes, 17 de noviembre de 2009
El día del concierto.......6ª parte.
Terminó el show y fuimos hacía la salida, para lo cual, teníamos que abandonar la pista, que estaba a rebosar y subir por las escaleras de las gradas, no se podía ni andar, pero al cabo de unos minutos ya estábamos fuera y ni rastro del mequetrefe que nos incordió, en la calle no había taxi alguno, así que decidimos ir hacia una boca de metro cercana que había visto mi colega cuando íbamos en el taxi, yo le recordé lo que nos advirtió el taxista sobre la zona peligrosa en la que estábamos, pero como la masa de gente se movilizaba hacía allí, fuimos entre la gente. Llegamos sin problemas al metro, y nos bajamos en la Plaza de Cataluña, estábamos en una gran avenida perpendicular a Las Ramblas, donde no tardamos en parar un taxi libre, accedimos al anterior, el cual, tenía mampara de separación y le indicamos al conductor la dirección del hotel, el cual, no la conocía, y para colmo de males no tenía tomtom, pero ya estábamos en marcha......, al rato paró en el arcén de una autovía, abrió la guantera, encendió la luz interior y sacó un mapa, nosotros nos miramos y suspiramos....., después del día que llevábamos........lo que nos faltaba!!. Se puso en ruta, y nos pareció recordar alguna rotonda, o fachada, por la que ya habíamos pasado anteriormente, haciéndoselo constar, según su mapa ya estábamos en el lugar, pero claro, la vía del tren no permitía cruzar al sitio donde estaba el hotel, había que buscar el cruce de vía, mientras el taxímetro subía y subía, no había nadie por la calle, de pronto en una zona de casas bajas, vimos dos individuos jóvenes, de color, vestidos con ropa deportiva muy amplia, el pelo trenzado, con grandes cadenas de oro colgadas al cuello y las manos repletas de gruesos anillos. La sorpresa fue que este hombre paró el taxi bajó la ventanilla del copiloto y les preguntó por el hotel, los cuales, se acercaron al vehículo manifestando no ser de allí, hablando español perfectamente, sin acento extranjero, el taxista insistió indicándoles la dirección, y entonces gritaron “Johnyyyyyy!!”, del lado opuesto de la calle vino otro individuo idéntico a los anteriores pero mucho más alto, parecía un jugador de baloncesto, y se inclinó apoyándose en la puerta del taxista. Éste le preguntó por el hotel, yo pensé en las dos opciones que teníamos ( o nos matan y nos roban o nos ayudan ), y en efecto, Johny sabía donde estaba el hotel y le dio las indicaciones al taxista, cuando se puso en marcha el taxi le hablé al taxista de las dos opciones, y que me pareció una locura lo que acababa de hacer. Tras recorrernos un par de calles, paralelas a la vía del tren, volvió a parar el vehículo, en mitad de la calzada, se bajó dejando su puerta abierta y se dirigió a un matrimonio mayor que estaba en una pequeña plaza, mientras volvía al taxi, me fijé bien en él, alto, delgado, canoso, con gafas, un ojo a la virulé, amplia camisa blanca y pantalón marrón claro sin cinturón, dos o tres tallas más grandes de la suya, el cual se sujetaba con una mano, ...pensé: le llego a ver la cara antes y no me hubiera subido..., el taxímetro subía y subía....., al fin llegamos al cruce de la vía de tren, totalmente a oscuras, fue acercarse el coche y bajarse la valla, ¿ahora qué? ¿viene un tren? ¿no se oye nada?, en breves instantes, empezó a oírse el tren, y pasó por delante nuestra, lo que faltaba......vamos..... Se levantó la valla, y accedimos, en lugar de a una calle, a una bolsa de aparcamiento desde la que veíamos el hotel, encima de una tenebrosa pequeña colina y rodeado de maleza, aunque relativamente cercano, la vacía bolsa de aparcamiento no tenía salida, para poder salir de la misma pasamos con el coche sobre la acera, así lo hizo el taxista después de nuestra insistencia, siguiendo por la única vía que nos quedó, resultó ser una inmensa curva en dirección opuesta al hotel, del cual, nos alejábamos más y más, tras numerosas vueltas, llegamos a la manzana donde estaba el hotel, donde le dijimos al taxista que nos bajábamos!!, nos insistió en llevarnos a la puerta pero no aceptamos, haciéndonos finalmente, por su propia voluntad, un descuento en la factura.
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jajaj, vaya periplo, a punto de morir a manos de unos pandilleros....
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