sábado, 6 de febrero de 2010

La camisa marrón de C


En otras ocasiones había dado resultado, siempre me dió suerte para el tema amoroso. LLevaba tres dias poniéndome mi camisa marrón, a la espera de que saltara la liebre y pudiera meter cuello a quien se pusiera a tiro. No era mi forma de actuar generalmente, pero ante la situación de desesperación, tuve que tomar esa medida.

C no tenía mucha vida social, por lo que, poco a poco empezaba a recurrir a estúpidas supersticiones a fin de conseguirla. La última era su camisa marrón, le otorgó ciertos poderes sobrenaturales desde el día en que por la mañana se cruzó con alguien que no conocía y le dirigió un simple "Buenos dias", lo vió fuera de lo normal y sintió la necesidad de atribuirselo a algo, y ahí estaba, la única nota diferenciadora ese día, era la camisa marrón.

Decidí probar suerte un día más, consciente de que llevaba 3 dias usando la misma camisa y que ya empezaba a tener cierto tufillo, albergaba la esperanza de que hoy si, hoy sería el dia en que encontraría la amistad, o mejor, el amor.

C se recorrió todo el Campus, incluso se cruzó varias veces con su compañero de departamento, al que saludó siempre, pero el que sólo le saludó la primera vez, también se había cansado ya de su pedantería. Despues de varias horas dando vueltas no tuvo mas remedio que volver a su habitación, no sin antes volver a probar suerte en la "oficina misteriosa". Cuando llegó y abrió la puerta...

- Hola -dijo C-
pudo ver como el habitante de la oficina dio un breve resoplido, pero no lo interpretó de ninguna manera.
- Hola C - respondió el interlocutor
- Mira C, tengo cosas que hacer y ahora no puedo atenderte

Sintió una punzada en la boca del estómago, otro día más la camisa habia vuelto a fallar. Empezó a plantearse que al dia siguiente metería la camisa en el lavabo con un cazo de detergente Bosque Verde. Así de triste era su vida.


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